VARIOS ESPAÑOLES PERSEGUIDOS POR MOTIVOS RELIGIOSOS EN SEVILLA CONSIGUEN REFUGIO EN GINEBRA

Antes de llegar Julián Hernández al Monasterio de San Isidoro del Campo, en Santiponce (Sevilla), con su valiosa y prohibida carga de ejemplares de las Sagradas Escrituras y de libros para la edificación y la controversia; una docena de frailes jerónimos, para ser consecuentes con su nueva fe y salvar su vida (como Jesús autorizaba), salieron de allí rumbo a Ginebra.Un documento de la época, conservado en el Archivo General de Simancas, precisaba sus nombres y algunas de sus circunstancias: Fray Francisco de Frías, Fray Antonio del Corro, Fray Peregrino de la Paz, Fray Juan de Molina, Fray Casiodoro, Fray Alonso Baptista, Fray Miguel, Fray Cipriano, Fray López Cortés, Fray Hernando de León, Fray Francisco de la Puerta. A continuación de ellos se señala a Luis de Sosa, natural de Canarias, casado con una toledana, y a Francisco de Cárdenas, anteriormente comerciante en Sevilla