Dulcinea Folk

El grupo de música Dulcinea Folk empezó en 1988 como dice Luis García Alonso, el guitarrista y cabeza visible del mismo, "en la calle". Y es que, con ese primer nombre, el grupo estuvo funcionando entre el mundillo musical durante tres años y medio como banda profesional. Carrera que se ve interrumpida cuando -según contaba también él- recibieron un "llamamiento al ministerio" y el grupo toma la dirección que tienen actualmente como Sal.150. La trayectoria de alguno de sus músicos es realmente interesante. Luis García, por ejemplo, está oficialmente en la música desde 1973, habiendo trabajado en todos estos años con gente del prestigio de Las Grecas, Metamorfosis o José L. Rodríguez 'El Puma'. Fue precisamente en una gira por Venezuela con este último cuando, a los veintitrés años y gracias al testimonio de los otros músicos que acompañaban al cantante, recibió a Jesucristo como Señor y Salvador. Una vez en España, este músico que había estudiado para cura en un seminario del cual -según él- había salido "espantado", se encuentra con Luis Alfredo en las famosas comunidades que surgieron durante esa época en Burgos. En 1988 conoce a Miguel Lara, el que sería el vocalista y con el que comienza a hacer crecer la semilla de Dulcinea Folk. Poco a poco se les fueron añadiendo también Pablo Suárez en la percusión (1990), Rosa Burguera en los teclados y la voz (1991) y Manuel Valiño en el bajo eléctrico (1994). Antes de que esto último sucediese, en 1991, Dulcinea Folk ya había grabado lo que sería el primer trabajo como grupo: "No debiste hacerlo". Lo hicieron en los estudios de Luis Alfredo, con quien -según declaran- todavía mantienen "buenas relaciones". Luis García, aunque confiesa no ser ecuménico, cree firmemente que en la Iglesia Católica no se predica la idolatría y que dentro de esta hay muchos nacidos de nuevo. "Hay que hablar de Jesús. No tengo que ir con la ortodoxia por delante" -declaraba él, confirmando lo que ya es evidente en sus actuaciones. "A Dios le encanta que se rompan moldes", decía con respecto al sistema tradicional de las iglesias evangélica y católica. Es por todo esto que, aunque se manifiestan a veces en contra de algunas normas de la Iglesia Católica como institución (ver su canción "¡Qué pena de curas!"), por otro lado no ven mal participar en festivales católicos de música como David MultiFEstival o invitar ellos mismos a auténticos curas para que canten en su iglesia local. Y es que todos ellos pertenecen a una misma iglesia de Tarragona llamada "Iglesia Bíblica" en la que Luís García, el guitarrista del grupo, dice "hacer de pastor". La trayectoria que desarrollaron como Dulcinea Folk fue desde el principio sorprendentemente buena, habiendo llegado en esa época a tocar con grupos de la talla de Celtas Cortos, Medina Azahara o Números Rojos. Sin embargo en 1994, a partir de lo que ellos consideran como un "llamamiento al ministerio", el grupo toma una dirección muy diferente. Este cambio lo inauguran con un nuevo nombre, Sal.150; una música más pop; y una grabación con la producción de Adolfo Rivero titulada "He encontrado la paz". Ahora el principal propósito es hablar de Jesucristo, como bien lo demuestran las letras de las nuevas canciones y los constantes comentarios entre canción y canción que se dan en sus actuaciones. Aunque confiesan que "no hay una división entre lo religioso y lo secular" mantienen una pequeña carrera musical paralela con el fin de poder pagar los gastos del equipo. En las actuaciones que no tienen este fin tratan de convivir el humor, la diversión y el entretenimiento con las constantes referencias a Jesucristo de su guitarrista Luis García, esperanzados ellos de que de esta forma el público sí quiera oír del Evangelio. Cosa que según ellos no es tan difícil. JPF. 1995