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Recortes
de prensa
sobre los protestantes españoles |
Domingo 20 de Abril de 1997 |
Un trozo propio de tierra donde
caerse muertos
Los protestantes intentan recuperar su patrimonio histórico
empezando por los cementerios
BERNA G. HARBOUR A mas de un lord inglés
se le atragantó el té con pastas frente al fuego de la chimenea
al oír la noticia: míster Hole, el mismísimo secretario
de la Embajada británica en España, había muerto en
Santander, y su cuerpo, lanzado al mar en un ataúd. Poco tiempo
flotó a sotavento sobre el furioso Cantábrico. En cuanto
se marchó lord Digby, el embajador, los pescadores apretaron el
remo hasta alcanzar el finado y sacarlo del mar. Temían que, mientras
el cuerpo del hereje ocupara las aguas, mala cosa podrían pescar.
Así que mister Hole fué abandonado en el campo para pasto
de las aves de rapiña.
Eso ocurría a mediados del siglo XVII, cuando los ingleses,
los nórdicos y los españoles que abrazaban la protesta no
podían ser enterrados en los cementerios. Hubo de todo. Cadáveres
sepultados en la playa junto a los caballos de la plaza de toros. Fervorosos
creyentes lanzados a la mar para pasto de sardinas. Tiernos cuerpos de
niños inhumados en los jardines de las fábricas de gas, que
solían ser inglesas. La prohibición de enterrar herejes en
los cementerios católicos llevó los huesos protestantes a
los mismos hoyos que suicidas bígamos o criminales.
“Aquí querían echar al chiquero, al basurero del cementerio”,
cuenta Manuel Morales, un venerable octogenario convertido en la memoria
viva del cementerio protestante de Ares, La Coruña.
Hoy, la enorme colección de cementerios arrancados a la persecución
a base de ingenio y lucha contra el dominio católico está
muriendo. Loe protestantes, que esperaban la llegada de la democracia para
recuperar y fortalecer un patrimonio histórico expoliado durante
varadas persecuciones-la última la del franquismo-, no sólo
no han conseguido sus objetivos. Hoy, cuando cuentan con más de
350000 fieles en España, lo están perdiendo. El escasísimo
patrimonio protestante está en peligro, Confiesa Mariano Blázquez,
secretario ejecutivo de la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas
de España (FEREDE) que agrupa a la s dispares iglesias protestantes.
“No tenemos ninguna protección. Hemos sufrido expropiaciones y se
ha perdido mucho”
Los ejemplos abundan: el Ayuntamiento de Ares ha arrebatado a los protestantes
le finca donde tenían su cementerio desde 1916 aprovechando que
las iras franquistas habían borrado su rastro documental. La operación
fue sencilla: en 1961, y gracias al expolio del contrato de compra sufrido
tras la guerra civil , el secretario del ayuntamiento registró a
nombre de éste; y los actuales gobernantes se niegan a deshacer
el entuerto.
Por el juzgado han desfilado las firmas multitudinarias de mil vecinos
del pueblo, los testimonios de hija, nuera y nietos de los vendedores del
terreno y hasta el albañil que hace décadas trabajó
en el cementerio por encargo de los protestantes. De nada ha servido. Por
el momento, la sentencia judicial ha dado la razón al Ayuntamiento,
que figura en el registro como propietario, y los protestantes esperan
la vista que la audiencia provincial de La Coruña celebrará
tras su apelación.
“Lo que ocurre es que los protestantes no existían jurídicamente,
y por eso no podían ser propietarios. Necesitaban sociedades extranjeras
interpuestas para legalizar sus propiedades”, cuenta el catedrático
de historia contemporánea Juan Bautista Vilar, experto en protestantismo.
Hubo varias sociedades de este tipo: Continental Lands, propietaria de
la capilla y la casa pastoral de Ares, entre otras; La sociedad Alemana-Española
de inmuebles, propietaria del colegio evangélico El Porvenir de
Madrid; o la Sociedad de Ayuda a la Iglesia Española
Reformada Episcopal, según cuenta su propio obispo, Carlos López
Lozano. En el caso del cementerio de Ares, al tratarse de suelo patrio,
y no de un edificio, una empresa extranjera no podía comprarlo,
por lo que fueron tres particulares los dueños oficiales, que nunca
pudieron registrarlo como cementerio evangélico.
BORRADO DEL MAPA
Hace unas semanas, los protestantes sufrieron un nuevo ataque a su
patrimonio, el Ayuntamiento de Santander ha borrado literalmente del mapa
el viejo cementerio protestante en el que comparten tierra evangelistas
norteños y extranjeros. El nuevo plan urbanístico municipal,
en vías de aprobación , ha eliminado de su cartografía
el cementerio, y este queda difuminado en una zona ajardinada. La alegación
de la FEREDE contra el plan fue contestada con 37 palabras que, como los
mandamientos, se pueden resumir en dos: “alegación desestimada”
Una jovencísima mimosa es el signo de vida en este pedazo de
tierra que antes quedaba a las afueras de Santander y ahora está
abrazado por grandes edificios. El lugar está desvencijado y pierde
la batalla frente a las pintadas que deja la noche. Como dice el obispo
Carlos López: “la mayoría de los cementerios protestantes
ya son sólo hermosas ruinas”
Oficialmente, el de Santander es propiedad de cuatro consulados (británico,
alemán, sueco y noruego) y, según cuenta el cónsul
alemán, Hans Roever, ellos han ofrecido cangearlo por una parcela
en el cementerio municipal, siempre que el Ayuntamiento de Santander pague
los gastos por traslada nosotros ni nos va ni nos viene, ya prácticamente
no queda nada en pié, porque ha sido refugio para drogadictos, y
no podemos cuidarlo. Por eso hicimos esa oferta al Ayuntamiento, pero por
de interés del municipio, eso no ha cuajado”.
No opina lo mismo la comunidad protestante, que sólo puede esgrimir
las armas de su valor histórico para defenderlo: “Este cementerio
forma parte del escaso pero importante patrimonio protestante español,
testimonio de la pluralidad de nuestra nación aún en medio
de la intolerancia y la persecución”, reza la alegación presentada
por la FEREDE. El camposanto, ademas, guarda el monumento a la Legión
de Marinos Británicos, único vestigio de la estancia en Santander
de esta legión en 1835.
UN CAMPO DE FÚTBOL
Ejemplos parecidos al de Santander se repiten por toda España:
el antiguo cementerio protestante de Cartagena (Murcia) es hoy parte de
un campo de fútbol; El de Sevilla, según cuenta el cónsul
británico en esta ciudad, Carlos Formby, iba a ser expropiado en
cumplimiento del plan de urbanismo de la capital andaluza, y se ha salvado
de momento por una apelación de la asociación San Jorge,
que agrupa a los líderes de la comunidad británica en Sevilla;
otros como el de Tarragona o el de Huelva, son objeto de negociaciones
de canje entre cónsules y ayuntamientos debido al mal estado en
que se encuentran…
Frente al avance imparable de los expedientes y de los planes urbanísticos,
luchan con sus baterías de impugnaciones las comunidades protestantes,
los familiares de los enterrados y hasta alguna sociedad de damas británicas.
Por ejemplo, la de Madrid, que destina fondos de una rifa anual al mantenimiento
del cementerio británico de la capital. Para éstos, en palabras
del cónsul general británico, David Alexander, el objetivo
es “que en el año 2097 el cementerio de Madrid siga en pie”.
A pesar de los esfuerzos, lo cierto es que gran parte de los cementerios
protestantes españoles corren una suerte parecida a la de sus imperfectos
huéspedes. Como escribió Mariano José de Larra, hace
ya casi dos siglos: “Aquí yace media España. Murió
de la otra media”.