CER
Encuentro de Historiadores del Protestantismo en España 

 LA  REFORMA  PROTESTANTE  EN  LAS  ENSEÑANZAS  MEDIAS.



1. LA REFORMA PROTESTANTE EN EL CURRÍCULO DE HISTORIA DE LA LOGSE.
El tema de la Reforma Protestante, clásico en la historiografía, ha sido uno de los directamente perjudicados con la LOGSE, pues prácticamente queda fuera de programa al darse una clara prioridad a la edad Contemporánea frente a la Moderna. Veamos como queda el currículo de Historia: Con esta breve descripción queda patente que el único momento donde se puede trabajar la Reforma protestante es en el segundo ciclo de la ESO. Pero, como vamos a observar, el tema ha perdido mucho en relación con las posibilidades que daba la Ley de 1970, tanto al final de la E.G.B. como en 1º de BUP. Si en principio puede parecer que el programa de la “Historia” de 2º Ciclo se halla mucho más descargado que aquella larga “Historia de las Civilizaciones” de 1º de BUP, esto no es así: en primer lugar porque es una Historia Universal y de España, teniendo esta última prioridad, lo cual recorta el panorama de la primera o lo reduce a un estudio conceptual y general, frente al más factual y detallado de España  ; en segundo lugar, porque la Contemporánea tiene un peso decisivo sobre la Moderna y, en tercer lugar, porque se reduce el número de horas semanales de 4 a 3. Todo esto queda corroborado en la descripción de objetivos y criterios de evaluación . Así pues, no nos extraña que en los Materiales didácticos publicados por el MEC  y que pueden servir de orientación, la Reforma brilla por su ausencia en el esquema inicial, aunque se le da cabida de forma muy limitada en el desarrollo de la U.D. correspondiente.

A esto se le añade el problema de la metodología que se promueve en estos materiales y que sigue un modelo constructivista, el cual es muy lento en el trabajo en el aula y obliga a escoger temas muy concretos: el resultado es que la Edad Moderna Universal queda reducida en la práctica docente a la explicación del funcionamiento de las sociedades del Antiguo Régimen, lo cual limita al mínimo las posibilidades de un estudio medianamente serio de la Reforma. Aunque la mayor parte de los libros de texto publicados hasta el presente no siguen una metodología constructivista y sí un modelo clásico más descriptivo y diacrónico (más adecuado a las demandas de la mayor parte del profesorado) suelen reducir el estudio de la Edad Moderna a una o dos UU.DD. (cuando aparece una segunda se refiere al siglo XVIII) y la Reforma suele reducirse a mínimos, salvo en contados casos. Lo penoso es que un tema clásico y fundamental en la historia de nuestro continente y de las civilizaciones en general, haya desaparecido prácticamente del currículo actual.

2. CÓMO TRATAR LA REFORMA.
Con lo dicho hasta ahora se ha de considerar que normalmente se le dedicará a la Reforma entre 1 y 3 sesiones del curso y el tema quedará directamente relacionado con el inicio de la Edad Moderna, es decir, con el Renacimiento. Para un buen desarrollo no se pueden olvidar algunos problemas con los que nos encontraremos:
El alumno tendrá un desconocimiento total, pues no lo habrá tratado en cursos anteriores. A ello se le unirá un vago rechazo que subsiste en la mentalidad colectiva; sabrán que no es un tema lejano y por tanto no se puede estudiar con la frialdad de otra religión o corriente de pensamiento: la influencia de los medios de comunicación, una ambigua relación con el fenómeno sectario y la consideración de ser un tema religioso favorecerán este sentimiento peyorativo. Finalmente, también se ha de tener en cuenta que el porcentaje de alumnos que tienen un difuso conocimiento de la doctrina básica católica es bastante elevado: en ocasiones, uno se extraña de que sean muy pocos los que saben el número de sacramentos admitidos por la Iglesia Católica o, simplemente, qué es un sacramento. Esto hace que el alumno no tenga nexos de unión para relacionar la información que se le está aportando. Si a ello le unimos el escaso conocimiento sobre la Reforma que suele tener el profesorado, no nos debe extrañar que se suela tratar de una forma descriptiva, planteando tópicos nacionalistas y cuestiones sociales, que poco sirven para aclarar el fondo de la Reforma.

Ante lo dicho, la propuesta es muy concreta: al alumnado se le deben facilitar (tal y como plantearía el constructivismo) documentos y materiales didácticos sobre la Reforma que permitan, en primer lugar, aclarar de una forma significativa los conceptos básicos que generan la ruptura y, en segundo, esquematizar las diferencias doctrinales entre Roma y la Reforma. El estudio de dichos conceptos deberá de facilitar al alumno la comprensión de las causas de la Reforma, si bien aquí hay que apuntar un error muy frecuente: no se suele distinguir entre las causas propiamente dichas del hecho en sí y aquéllas que colaboran tan sólo a su triunfo en ciertos lugares de Europa. Es triste que se reduzcan a estas últimas cuando cualquier historiador serio sobre el tema nos plantea esta distinción . No deberíamos de huir de la relación de la Reforma con el Renacimiento y la aparición de la ciencia moderna, pues ayudará a comprender el momento en el que fue posible y triunfó este movimiento frente a la Iglesia Medieval, como comienzo de un proceso que nos lleva a nuestros días: muchos de los conceptos polémicos en aquel entonces han acabado siendo admitidos por nuestras sociedades y por Roma, puesto que al fin y al cabo se estaba incubando la modernidad.
Otro problema más difícil de resolver es el de cómo introducir la Reforma Radical. Aquí lo ideal sería poder expresar la trascendencia del pensamiento religioso que se gesta en esta última y la configuración del denominacionalismo protestante. Pero este asunto, repito, es de difícil solución:

Aunque se introdujera algún documento significativo, el profesorado lo obviaría porque no sabría que hacer con él. A lo mucho se podrá introducir una coletilla informativa que se ampliase o comentase en el libro del profesor.

Así pues, la Reforma se limita en las EE.MM. a un episodio histórico, tratado en poco tiempo, de forma parcial y sin ninguna vinculación con la actualidad. Posiblemente esto sea parte de un currículo oculto, es decir, quizá es lo que se esté pretendiendo transmitir.



Ramón Sebastián Vicent
Zaragoza, 1997.

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